3.10. Sector Planeación
Planeación, debe seguir siendo el sector que lidere, oriente, formule y coordine las metas
propuestas del modelo de ciudad del El PDD “Bogotá Humana”, tal como le corresponde en su
misión. Igualmente debe hacer el seguimiento a su ejecución y evaluación. Tanto la
coordinación como el seguimiento, tareas propias de su labor misional, se fundamentan también
en la obligación legal que tiene de ejercer la Secretaría Técnica del Consejo Territorial de
Planeación. En ese sentido se señala que se debe fortalecer la capacidad y soporte técnicos de
la Secretaría de Planeación Distrital y sus obligaciones frente al CTPD, órgano representativo
de la ciudadanía y escenario natural para la participación.
De otra parte el liderazgo de la Secretaría de Planeación Distrital en la articulación y
formulación del PDD debe garantizar la perspectiva de transectorial, como la expresión práctica
de la responsabilidad compartida de los sectores involucrados en cada uno de los ejes del PDD
y su materialización en el ordenamiento territorial y en los instrumentos jurídicos que lo
desarrollan.
El PDD propone un modelo de sociedad más integrada, igualitaria y equitativa. Para ello
propone revitalizar amplios sectores de la ciudad, cuyas infraestructuras urbanas en
alcantarillado y sistemas de movilidad, permiten una densificación moderada. Esta revitalización
combatirá la gran densificación de los barrios de la periferia suroccidental, generará mejores
condiciones de movilidad para sus habitantes que se integrarán a otros sectores de la
población. La revitalización también pretende equilibrar el acceso a los equipamientos urbanos,
especialmente en educación, salud, cultura y recreación.
El modelo de ciudad propuesto, deberá determinar en el corto plazo -y para evitar debates
jurídicos sobre la oportunidad de una reforma estructural del POT-, un ajuste al Plan de
Ordenamiento Territorial Vigente, que comience a reorientar el desarrollo físico urbano de la
ciudad en la reversión de los actuales indicadores de inequidad y de segregación socio-
espacial, así como de defensa del agua y del medio ambiente, privilegiando la defensa de las
áreas de reserva forestal –producción de aire y de agua-. En el mediano plazo es indispensable
acometer una revisión estructural del actual Plan de Ordenamiento Territorial que recoja los
avances alcanzados y los profundice.
Ese modelo de ciudad equitativa e incluyente debe reconocer normativamente formas culturales
de vivienda en las que las nuevas familias y grupos sociales, compartan en el lugar de su
residencia, espacios para el trabajo productivo, en otros casos para actividades
transformadoras y también para comercio. En la ciudad que se construya como producto de la
revitalización urbana se debe superar el modelo normativo actual, que produce edificios en
regímenes de propiedad horizontal con viviendas prediseñadas para familias “de revista”. La
mayoría de las familias bogotanas pertenece a las economías propias de nuestras culturas que
tienen su actividad en la vivienda.
Los edificios producto de la revitalización también deben reservar áreas en los primeros pisos
de los mismos, para apoyar formas asociativas de comercialización y/o de producción, así como
pequeños equipamientos urbanos (guarderías, actividades culturales y deportivas, por ejemplo)
que complementen los servicios dotacionales del barrio o la localidad y le den soporte a la vida
en comunidad.
Las normas urbanas deben recoger, y para nada se señala como programa, proyecto o meta en
el PDD, la necesidad de acoger las nuevas tecnologías de construcción que además de permitir
la construcción de edificaciones más limpias, pueden generar modos constructivos más
eficientes. Estas nuevas tecnologías deben aplicarse tanto a las nuevas edificaciones como a
las edificaciones existentes.
La revitalización urbana se hará en la ciudad construida entre las décadas de los 40 a 60 con
estándares urbanísticos que por décadas no valoramos (el modelo especulativo señala que ese
tipo de urbanizaciones es muy poco rentable para los modelos económicos de urbanización
actuales) pero que en la actualidad se constituyen en el espacio ideal para generar la nueva
ciudad.
El CTPD señala que si bien valora ese esfuerzo por revitalizar esas áreas de ciudad y en ellas
lograr un modelo más equitativo, no puede olvidarse y dejarse de lado a los habitantes de los
barrios de los bordes de la ciudad. Ni los habitantes, ni la infraestructura y las inversiones que a
lo largo de décadas ha hecho la ciudad en mejoramiento de barrios al legalizarlos y al fomentar
la urbanización de los bordes de la ciudad, pueden descuidarse. En el largo plazo –con grandes
inversiones que generen las infraestructuras adecuadas– esos sectores se convertirán en la
reserva de suelo para las próximas décadas.
La propuesta del Plan de Desarrollo Distrital incluye nuevos enfoques para temas tan complejos
como el ambiente, el hábitat, la movilidad, determinantes para el ordenamiento del territorio y la
planeación de la vida humana y urbana. El diseño y proyección de estos aspectos del PDD
incide realmente en el modelo y el enfoque de desarrollo que se concibe para la ciudad.
El PDD “Bogotá Humana”, no debe olvidar la visión de garantizar los derechos humanos, ya
conseguidos y visibilizados en los dos planes de desarrollo que lo precedieron. En ese sentido
es necesario que las metas, las líneas base y los indicadores tengan, además de los propuestos
en el borrador sometido a consideración del CTPD, el enfoque de derechos que en Bogotá se
ha construido a lo largo de los últimos años. Se hace un llamado para establecer un vínculo
entre la información disponible y organizada y el proceso de toma de decisiones, que facilite la
planeación, el seguimiento y sobre todo la comparación de la gestión para la ejecución del PDD.
Por otro lado, son evidentes los vacíos de concordancia entre el Plan de Gobierno y el PDD
propuesto. Igualmente en su estructura hay pretensiones programáticas que no se
corresponden con la realidad presupuestal que el mismo plan evidencia, o se proponen
programas y proyectos que no se ubican en el eje estratégico que le corresponde.
No cabe duda alguna que un aspecto importante del Plan es la nueva visión que busca ordenar
el territorio a partir del agua. Esta apuesta política reconoce una inmensa deuda ambiental e
implica que se considere como uno de los ejes estratégicos. Sin embargo, poco o nada se dice
en relación con una visión y articulación de la ciudad, con la ruralidad que convive en ella y con
el territorio que la circunda, que es precisamente donde nace el agua y el oxigeno que
respiramos. En la ruralidad y la región se purifica en algo, el aire que contaminamos.
Tanto con la ruralidad bogotana, como con las ruralidades, cascos urbanos y áreas de reserva
de los municipios del entorno inmediato de Bogotá, en primera instancia, deben establecerse
acciones conjuntas de trabajo, partiendo del reconocimiento de que somos interdependientes,
que la presencia de Bogotá les genera impactos que deben ser trabajados conjuntamente.
Bogotá les exige a los municipios que conserven áreas de reserva para producirnos aire y agua,
poco o nada les compensamos por ese esfuerzo. Bogotá, con su presencia, presiona para que
el suelo cambie de usos, de valor y se expulsen sus habitantes tradicionales. Las comunidades
de nuestra ruralidad tienen un papel ambiental, cultural y de apoyo a la soberanía alimentaria y
a la producción limpia que exige del resto de bogotanos y de sus autoridades, reconocimiento,
protección y estímulo.
Reconocemos las limitaciones legales y políticas que existen para la construcción de un
escenario regional. No obstante, el CTPD señala que es obligación de Bogotá, dejar marcada,
como una línea de trabajo y con total sentido de respeto por los Municipios, su reconocimiento a
esa interdependencia y a la necesidad de trabajar en conjunto.
Es necesario desarrollar por completo la escala regional (que solamente contiene en la actual
versión un solo programa, con cuatro proyectos, pero a los cuales no se le asignan recursos, ni
responsables). Es ahí, donde se comienza a delimitar los alcances del Plan y su posible
coherencia con la definición, mas adelante, del POT, herramienta invaluable y complementaria
a esta novedosa apuesta de organización del territorio. En este mismo sentido, la debilidad de
instrumentos jurídicos en la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial – LOOT –, deja en el
limbo no solo las múltiples posibilidades de organizar el territorio con los entes regionales de
distinto tamaño y escala, sino que impide actuar con un norte definido, por la falta de claridad en
las competencias con instituciones como la CAR.
RECOMENDACIONES DEL CTPD
Objetivos:
Continuar con el enfoque de garantizar los derechos humanos, ya conseguidos y ganados en los dos planes
anteriores y consolidar un Sistema Público de Información en esta materia,
Liderar, orientar, formular y coordinar las metas propuestas en el modelo de ciudad propuesto como le
corresponde en su misión. Realizar el seguimiento a su ejecución y evaluación, de tal forma que se aplique
la transectorialidad como la expresión práctica de la transversalidad con los demás sectores involucrados en
el PDD.
Territorializar la inversión. Los problemas no siempre se corresponden con las necesidades de los
residentes. Se corresponde con las necesidades de la población que usa ese territorio.
Programa:
Revaluar los métodos utilizados para medir e identificar las carencias de la población y la caracterización de
la pobreza, como son el NBI, los índices de indigencia y pobreza, etc., que midan claramente el ingreso de
las familias, y que redunde en el mejoramiento de su nivel de vida.
Definir un área de transición y protección entre la expansión urbana de la ciudad y las áreas de producción
rural en la localidad de Usme en el marco del Plan Zonal de Usme.
Proyectos:
Revisión de la normatividad expresada en las fichas normativas y decretos de algunas UPZ que, a
consecuencia de los vacíos jurídicos, es aprovechado por constructores para tramitar licencias en proyectos
de alto impacto en la ciudad.
Mejoramiento de vivienda en la modalidad de ampliación.
Concretar el monto del subsidio para la construcción de las VIP, en el cierre financiero de tal forma que no
afecte el tamaño y estándar de calidad.
Limitar la densificación del centro de la ciudad con megaproyectos como el de Bacatá en la Calle 19 con
Carrera 4a, ya que traerá problemas de movilidad.
Estimular la corresponsabilidad de la comunidad frente a los diferentes proyectos como compromiso
concurrente, simultáneo e interrelacionado.
Reactivar la mesa aeroportuaria para que se discuta el impacto de la construcción del aeropuerto en las
localidades adyacentes y sus cambios de uso de industrial a residencial.
Aplicar la captura de plusvalías generadas en los proyectos de revitalización para financiarlo.
Regular la edificabilidad y cambios de uso (comercio por vivienda) que pueda estar afectando a sectores
consolidados del Plan Centro como la manzana 5 (Santa Fe, San Victorino, San Bernardo) y que se
incrementará por el impacto del proyecto de revitalización.
Replantear el modelo de operación de la entidad Metrovivienda de entregar a los constructores privados la
tierra urbanizada para la construcción de vivienda de interés social en especial la vivienda de interés
prioritario (VIP).
Declaratoria de construcción prioritaria so pena de enajenación forzosa en terrenos ociosos.
Facilitar la adquisición de suelo para proyectos que incluyan vivienda de interés prioritario (VIP), aplicando
los instrumentos que permite la ley.
Descentralización de los equipamientos urbanos.
Vivienda productiva, como generadora de recursos a las familias que van a ser beneficiarias de los nuevos
proyectos VIP.
Armonización del PDD con las prioridades de política nacional, regional y otros planes como el POT o con
Instancias como la CAR.
Priorizar la cuenca del rio Juan Amarillo por ser uno de los más contaminados de la ciudad (tiene una
extensión de 222.5 hectáreas y se encuentra en la jurisdicción de dos localidades, Suba y Engativá).
Control urbanístico en todas las localidades, tanto para las licencias de construcción, como para la
urbanización pirata.
Código de habitabilidad que establezca normas y estándares mínimos, donde se respete las proclamas
establecidas sobre vivienda digna y cualidades como confort y calidad de vida por ej: relación M2 por
Habitante.
Sistema de seguimiento a las metas del PDD que sea creado por el Distrito con un método de participación
comunal
Promover el acceso real de las comunidades a la toma de decisiones tanto en la elaboración, ejecución y
evaluación de políticas y programas sociales locales sin subordinar a las comunidades a ser un simple
medio cuyo objeto es legitimar lo propuesto.
Crear un Banco de Tierra exclusivamente para la construcción de equipamientos dotacionales.
Promover y reactivar las reuniones de diferentes comités y mesas como el de Descentralización, la mesa de
eventos masivos, CONPES para el proyecto del CAN, proyecto INNOBO
METAS
1 Banco de Tierra para equipamientos dotacionales.
Una estrategia implementada de control urbanístico por localidad.
1 código de habitabilidad promulgado.
Un sistema de seguimiento al PDD con participación ciudadana implementado.
Regulación de los cambios de uso del suelo para los proyectos de expansión del aeropuerto.
Regulación de los cambios de uso del suelo para los proyectos de revitalización del centro ampliado.
Revisión normativa de las UPZ para reglamentar cambios de uso del suelo en la ciudad.
El PDD, como otros tipos de Planes (POT, PDL, Planes Sectoriales, entre otros) enfrentan cada
día retos que tienen que superarse, uno de ellos es el de no caer en las tentaciones de la
coyuntura. Un plan es una guía que tiene que ser permanentemente revisada, y en ese sentido,
la planeación es un movimiento continuo que nos da la posibilidad de mirar el pasado, el
presente y el futuro.
Por eso el CTPD, insiste en la importancia de construir el SISTEMA DE PLANEACIÓN
DISTRITAL, como una de las herramientas más eficaces para que la Planeación sea ejercida
como proceso continuo de elaboración, aprobación, ejecución, seguimiento y control, actuando
de forma sinérgica entre los diferentes planes ya sean territoriales o locales.
En el sistema se requiere identificar y empoderar a los diferentes actores, enmarcar su trabajo
en un claro marco normativo, dotarlo de eficaces instrumentos técnicos y de una clara
estructura organizativa, que incluya todos los subsistemas, para dar cabida y ampliar esa
participación: desde las propiedades horizontales, pasando por esquemas más amplios como
las juntas de acción comunal, las juntas administradoras locales, el Consejo Territorial de
Planeación, pero también a otros actores no tradicionales en el ámbito de la planeación, como
las organizaciones gremiales, comunitarias, sociales entre otras.
En un sistema de planeación realmente estructurado e integrado, que evite duplicidades, es
necesario contar con información completa y oportuna, y con canales de comunicación eficaces
que permitan que la información fluya adecuadamente entre el sistema y los subsistemas.
En esta misma línea se debe implementar el Sistema Distrital de Participación Ciudadana, en el
marco del Decreto 448 de 2007, y articularlo con otros sistemas existentes, de tal forma que se
pueda coordinar, promover y ejecutar las acciones necesarias de una verdadera política pública
de participación que supere los tradicionales esquemas de simple información a la ciudadanía.
Planeación, debe seguir siendo el sector que lidere, oriente, formule y coordine las metas
propuestas del modelo de ciudad del El PDD “Bogotá Humana”, tal como le corresponde en su
misión. Igualmente debe hacer el seguimiento a su ejecución y evaluación. Tanto la
coordinación como el seguimiento, tareas propias de su labor misional, se fundamentan también
en la obligación legal que tiene de ejercer la Secretaría Técnica del Consejo Territorial de
Planeación. En ese sentido se señala que se debe fortalecer la capacidad y soporte técnicos de
la Secretaría de Planeación Distrital y sus obligaciones frente al CTPD, órgano representativo
de la ciudadanía y escenario natural para la participación.
De otra parte el liderazgo de la Secretaría de Planeación Distrital en la articulación y
formulación del PDD debe garantizar la perspectiva de transectorial, como la expresión práctica
de la responsabilidad compartida de los sectores involucrados en cada uno de los ejes del PDD
y su materialización en el ordenamiento territorial y en los instrumentos jurídicos que lo
desarrollan.
El PDD propone un modelo de sociedad más integrada, igualitaria y equitativa. Para ello
propone revitalizar amplios sectores de la ciudad, cuyas infraestructuras urbanas en
alcantarillado y sistemas de movilidad, permiten una densificación moderada. Esta revitalización
combatirá la gran densificación de los barrios de la periferia suroccidental, generará mejores
condiciones de movilidad para sus habitantes que se integrarán a otros sectores de la
población. La revitalización también pretende equilibrar el acceso a los equipamientos urbanos,
especialmente en educación, salud, cultura y recreación.
El modelo de ciudad propuesto, deberá determinar en el corto plazo -y para evitar debates
jurídicos sobre la oportunidad de una reforma estructural del POT-, un ajuste al Plan de
Ordenamiento Territorial Vigente, que comience a reorientar el desarrollo físico urbano de la
ciudad en la reversión de los actuales indicadores de inequidad y de segregación socio-
espacial, así como de defensa del agua y del medio ambiente, privilegiando la defensa de las
áreas de reserva forestal –producción de aire y de agua-. En el mediano plazo es indispensable
acometer una revisión estructural del actual Plan de Ordenamiento Territorial que recoja los
avances alcanzados y los profundice.
Ese modelo de ciudad equitativa e incluyente debe reconocer normativamente formas culturales
de vivienda en las que las nuevas familias y grupos sociales, compartan en el lugar de su
residencia, espacios para el trabajo productivo, en otros casos para actividades
transformadoras y también para comercio. En la ciudad que se construya como producto de la
revitalización urbana se debe superar el modelo normativo actual, que produce edificios en
regímenes de propiedad horizontal con viviendas prediseñadas para familias “de revista”. La
mayoría de las familias bogotanas pertenece a las economías propias de nuestras culturas que
tienen su actividad en la vivienda.
Los edificios producto de la revitalización también deben reservar áreas en los primeros pisos
de los mismos, para apoyar formas asociativas de comercialización y/o de producción, así como
pequeños equipamientos urbanos (guarderías, actividades culturales y deportivas, por ejemplo)
que complementen los servicios dotacionales del barrio o la localidad y le den soporte a la vida
en comunidad.
Las normas urbanas deben recoger, y para nada se señala como programa, proyecto o meta en
el PDD, la necesidad de acoger las nuevas tecnologías de construcción que además de permitir
la construcción de edificaciones más limpias, pueden generar modos constructivos más
eficientes. Estas nuevas tecnologías deben aplicarse tanto a las nuevas edificaciones como a
las edificaciones existentes.
La revitalización urbana se hará en la ciudad construida entre las décadas de los 40 a 60 con
estándares urbanísticos que por décadas no valoramos (el modelo especulativo señala que ese
tipo de urbanizaciones es muy poco rentable para los modelos económicos de urbanización
actuales) pero que en la actualidad se constituyen en el espacio ideal para generar la nueva
ciudad.
El CTPD señala que si bien valora ese esfuerzo por revitalizar esas áreas de ciudad y en ellas
lograr un modelo más equitativo, no puede olvidarse y dejarse de lado a los habitantes de los
barrios de los bordes de la ciudad. Ni los habitantes, ni la infraestructura y las inversiones que a
lo largo de décadas ha hecho la ciudad en mejoramiento de barrios al legalizarlos y al fomentar
la urbanización de los bordes de la ciudad, pueden descuidarse. En el largo plazo –con grandes
inversiones que generen las infraestructuras adecuadas– esos sectores se convertirán en la
reserva de suelo para las próximas décadas.
La propuesta del Plan de Desarrollo Distrital incluye nuevos enfoques para temas tan complejos
como el ambiente, el hábitat, la movilidad, determinantes para el ordenamiento del territorio y la
planeación de la vida humana y urbana. El diseño y proyección de estos aspectos del PDD
incide realmente en el modelo y el enfoque de desarrollo que se concibe para la ciudad.
El PDD “Bogotá Humana”, no debe olvidar la visión de garantizar los derechos humanos, ya
conseguidos y visibilizados en los dos planes de desarrollo que lo precedieron. En ese sentido
es necesario que las metas, las líneas base y los indicadores tengan, además de los propuestos
en el borrador sometido a consideración del CTPD, el enfoque de derechos que en Bogotá se
ha construido a lo largo de los últimos años. Se hace un llamado para establecer un vínculo
entre la información disponible y organizada y el proceso de toma de decisiones, que facilite la
planeación, el seguimiento y sobre todo la comparación de la gestión para la ejecución del PDD.
Por otro lado, son evidentes los vacíos de concordancia entre el Plan de Gobierno y el PDD
propuesto. Igualmente en su estructura hay pretensiones programáticas que no se
corresponden con la realidad presupuestal que el mismo plan evidencia, o se proponen
programas y proyectos que no se ubican en el eje estratégico que le corresponde.
No cabe duda alguna que un aspecto importante del Plan es la nueva visión que busca ordenar
el territorio a partir del agua. Esta apuesta política reconoce una inmensa deuda ambiental e
implica que se considere como uno de los ejes estratégicos. Sin embargo, poco o nada se dice
en relación con una visión y articulación de la ciudad, con la ruralidad que convive en ella y con
el territorio que la circunda, que es precisamente donde nace el agua y el oxigeno que
respiramos. En la ruralidad y la región se purifica en algo, el aire que contaminamos.
Tanto con la ruralidad bogotana, como con las ruralidades, cascos urbanos y áreas de reserva
de los municipios del entorno inmediato de Bogotá, en primera instancia, deben establecerse
acciones conjuntas de trabajo, partiendo del reconocimiento de que somos interdependientes,
que la presencia de Bogotá les genera impactos que deben ser trabajados conjuntamente.
Bogotá les exige a los municipios que conserven áreas de reserva para producirnos aire y agua,
poco o nada les compensamos por ese esfuerzo. Bogotá, con su presencia, presiona para que
el suelo cambie de usos, de valor y se expulsen sus habitantes tradicionales. Las comunidades
de nuestra ruralidad tienen un papel ambiental, cultural y de apoyo a la soberanía alimentaria y
a la producción limpia que exige del resto de bogotanos y de sus autoridades, reconocimiento,
protección y estímulo.
Reconocemos las limitaciones legales y políticas que existen para la construcción de un
escenario regional. No obstante, el CTPD señala que es obligación de Bogotá, dejar marcada,
como una línea de trabajo y con total sentido de respeto por los Municipios, su reconocimiento a
esa interdependencia y a la necesidad de trabajar en conjunto.
Es necesario desarrollar por completo la escala regional (que solamente contiene en la actual
versión un solo programa, con cuatro proyectos, pero a los cuales no se le asignan recursos, ni
responsables). Es ahí, donde se comienza a delimitar los alcances del Plan y su posible
coherencia con la definición, mas adelante, del POT, herramienta invaluable y complementaria
a esta novedosa apuesta de organización del territorio. En este mismo sentido, la debilidad de
instrumentos jurídicos en la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial – LOOT –, deja en el
limbo no solo las múltiples posibilidades de organizar el territorio con los entes regionales de
distinto tamaño y escala, sino que impide actuar con un norte definido, por la falta de claridad en
las competencias con instituciones como la CAR.
RECOMENDACIONES DEL CTPD
Objetivos:
Continuar con el enfoque de garantizar los derechos humanos, ya conseguidos y ganados en los dos planes
anteriores y consolidar un Sistema Público de Información en esta materia,
Liderar, orientar, formular y coordinar las metas propuestas en el modelo de ciudad propuesto como le
corresponde en su misión. Realizar el seguimiento a su ejecución y evaluación, de tal forma que se aplique
la transectorialidad como la expresión práctica de la transversalidad con los demás sectores involucrados en
el PDD.
Territorializar la inversión. Los problemas no siempre se corresponden con las necesidades de los
residentes. Se corresponde con las necesidades de la población que usa ese territorio.
Programa:
Revaluar los métodos utilizados para medir e identificar las carencias de la población y la caracterización de
la pobreza, como son el NBI, los índices de indigencia y pobreza, etc., que midan claramente el ingreso de
las familias, y que redunde en el mejoramiento de su nivel de vida.
Definir un área de transición y protección entre la expansión urbana de la ciudad y las áreas de producción
rural en la localidad de Usme en el marco del Plan Zonal de Usme.
Proyectos:
Revisión de la normatividad expresada en las fichas normativas y decretos de algunas UPZ que, a
consecuencia de los vacíos jurídicos, es aprovechado por constructores para tramitar licencias en proyectos
de alto impacto en la ciudad.
Mejoramiento de vivienda en la modalidad de ampliación.
Concretar el monto del subsidio para la construcción de las VIP, en el cierre financiero de tal forma que no
afecte el tamaño y estándar de calidad.
Limitar la densificación del centro de la ciudad con megaproyectos como el de Bacatá en la Calle 19 con
Carrera 4a, ya que traerá problemas de movilidad.
Estimular la corresponsabilidad de la comunidad frente a los diferentes proyectos como compromiso
concurrente, simultáneo e interrelacionado.
Reactivar la mesa aeroportuaria para que se discuta el impacto de la construcción del aeropuerto en las
localidades adyacentes y sus cambios de uso de industrial a residencial.
Aplicar la captura de plusvalías generadas en los proyectos de revitalización para financiarlo.
Regular la edificabilidad y cambios de uso (comercio por vivienda) que pueda estar afectando a sectores
consolidados del Plan Centro como la manzana 5 (Santa Fe, San Victorino, San Bernardo) y que se
incrementará por el impacto del proyecto de revitalización.
Replantear el modelo de operación de la entidad Metrovivienda de entregar a los constructores privados la
tierra urbanizada para la construcción de vivienda de interés social en especial la vivienda de interés
prioritario (VIP).
Declaratoria de construcción prioritaria so pena de enajenación forzosa en terrenos ociosos.
Facilitar la adquisición de suelo para proyectos que incluyan vivienda de interés prioritario (VIP), aplicando
los instrumentos que permite la ley.
Descentralización de los equipamientos urbanos.
Vivienda productiva, como generadora de recursos a las familias que van a ser beneficiarias de los nuevos
proyectos VIP.
Armonización del PDD con las prioridades de política nacional, regional y otros planes como el POT o con
Instancias como la CAR.
Priorizar la cuenca del rio Juan Amarillo por ser uno de los más contaminados de la ciudad (tiene una
extensión de 222.5 hectáreas y se encuentra en la jurisdicción de dos localidades, Suba y Engativá).
Control urbanístico en todas las localidades, tanto para las licencias de construcción, como para la
urbanización pirata.
Código de habitabilidad que establezca normas y estándares mínimos, donde se respete las proclamas
establecidas sobre vivienda digna y cualidades como confort y calidad de vida por ej: relación M2 por
Habitante.
Sistema de seguimiento a las metas del PDD que sea creado por el Distrito con un método de participación
comunal
Promover el acceso real de las comunidades a la toma de decisiones tanto en la elaboración, ejecución y
evaluación de políticas y programas sociales locales sin subordinar a las comunidades a ser un simple
medio cuyo objeto es legitimar lo propuesto.
Crear un Banco de Tierra exclusivamente para la construcción de equipamientos dotacionales.
Promover y reactivar las reuniones de diferentes comités y mesas como el de Descentralización, la mesa de
eventos masivos, CONPES para el proyecto del CAN, proyecto INNOBO
METAS
1 Banco de Tierra para equipamientos dotacionales.
Una estrategia implementada de control urbanístico por localidad.
1 código de habitabilidad promulgado.
Un sistema de seguimiento al PDD con participación ciudadana implementado.
Regulación de los cambios de uso del suelo para los proyectos de expansión del aeropuerto.
Regulación de los cambios de uso del suelo para los proyectos de revitalización del centro ampliado.
Revisión normativa de las UPZ para reglamentar cambios de uso del suelo en la ciudad.
El PDD, como otros tipos de Planes (POT, PDL, Planes Sectoriales, entre otros) enfrentan cada
día retos que tienen que superarse, uno de ellos es el de no caer en las tentaciones de la
coyuntura. Un plan es una guía que tiene que ser permanentemente revisada, y en ese sentido,
la planeación es un movimiento continuo que nos da la posibilidad de mirar el pasado, el
presente y el futuro.
Por eso el CTPD, insiste en la importancia de construir el SISTEMA DE PLANEACIÓN
DISTRITAL, como una de las herramientas más eficaces para que la Planeación sea ejercida
como proceso continuo de elaboración, aprobación, ejecución, seguimiento y control, actuando
de forma sinérgica entre los diferentes planes ya sean territoriales o locales.
En el sistema se requiere identificar y empoderar a los diferentes actores, enmarcar su trabajo
en un claro marco normativo, dotarlo de eficaces instrumentos técnicos y de una clara
estructura organizativa, que incluya todos los subsistemas, para dar cabida y ampliar esa
participación: desde las propiedades horizontales, pasando por esquemas más amplios como
las juntas de acción comunal, las juntas administradoras locales, el Consejo Territorial de
Planeación, pero también a otros actores no tradicionales en el ámbito de la planeación, como
las organizaciones gremiales, comunitarias, sociales entre otras.
En un sistema de planeación realmente estructurado e integrado, que evite duplicidades, es
necesario contar con información completa y oportuna, y con canales de comunicación eficaces
que permitan que la información fluya adecuadamente entre el sistema y los subsistemas.
En esta misma línea se debe implementar el Sistema Distrital de Participación Ciudadana, en el
marco del Decreto 448 de 2007, y articularlo con otros sistemas existentes, de tal forma que se
pueda coordinar, promover y ejecutar las acciones necesarias de una verdadera política pública
de participación que supere los tradicionales esquemas de simple información a la ciudadanía.